ALVAREZ-UGENA, Manuel
(En Cuadernos republicanos, Nº 64. Primavera-verano, 2007). Por Isabelo Herreros
[Madridejos (Toledo), 1892-Ciudad de México, 1976]
Se llamaba Manuel Álvarez-Ugena y Sánchez-Tembleque, y fue uno de los pocos políticos de la Segunda República a quienes Manuel Azaña consideraba con capacidad para la acción política parlamentaria y de gobierno. Todo su talento y capacidad fueron puestos, desde los difíciles años de la dictadura de Primo de Rivera, al servicio del proyecto político de transformar radicalmente España, y que estaba encarnado por el republicanismo que representaba Manuel Azaña. Puede decirse en justicia que fue uno de los artífices de la Reforma Agraria llevada a cabo por la República. También fue Secretario general del partido Acción Republicana y, tras la victoria del Frente Popular en Febrero de 1936 fue nombrado Director General de Agricultura por su correligionario de Izquierda Republicana don Mariano Ruiz-Funes, a quien sustituyó en ocasiones como Ministro interino. También presidió la Comisión de Agricultura del Congreso de los Diputados.
PRIMEROS ESTUDIOS Y TRAYECTORIA PROFESIONAL
Nuestro hombre era natural de Madridejos, donde nació el 15 de Mayo de 1892, hijo de Juan Alvarez-Ugena y Felisa Sánchez Tembleque. En su pueblo natal realizó los estudios de primaria y en la capital los de secundaria. En el Instituto toledano tuvo profesores como Julián Besteiro, catedrático de Psicología y Lógica y Luis de Hoyos Sainz, catedrático de Agricultura, quien seguramente influyó en la vocación de nuestro personaje. Ahora que se acaba de publicar un documentado estudio acerca del Instituto de Toledo (1900-1937), debe quedar de manifiesto que uno los alumnos de principios de siglo fue nuestro personaje. Tras finalizar de forma brillante sus estudios en Toledo, a continuación realizó los de Preparatoria en la Academia madrileña de Oteiza y Loma, para ingresar en la Escuela de Ingenieros Agrónomos. Con el número 3 de su promoción concluyó su carrera en 1917, e inmediatamente obtuvo trabajo en la Administración española, en concreto en el Servicio de Catastro de Riqueza rústica, con destinos, de 1917 a 1923, en las delegaciones de Murcia, Alicante y Valencia, con algunos periodos en Madrid. Se casó en 1920 con Sacramento Gascón. No cejó en sus estudios y proyectos y en 1924 ya había conseguido ser profesor titular de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos. Las materias impartidas por nuestro ingeniero fueron las de “Valoración Agrícola y Catastro” y “Economía y Estadística Agrícola”. Además de su dedicación docente fue también, durante 1936, Director del Laboratorio de Economía y Estadística Agrícola. Por último, de 1937 a 1938, en plena guerra, fue Presidente el Instituto Nacional de Investigaciones Agrónomas.
POLITICA Y COMPROMISO REPUBLICANO
Aunque nuestro personaje no dejo escritas memorias si dejó testimonio de cómo se había producido su encuentro con Manuel Azaña y como se inició una amistad y colaboración que duró hasta el final. Fue en México, en 1956, durante un homenaje en memoria del presidente republicano y el entonces profesor de matemáticas del colegio Madrid refirió que fue en el Ateneo madrileño, hacia 1918, cuando conoció al entonces Secretario de la “docta casa”. Fueron presentados por Miguel de Unamuno y, como Azaña se presentaba candidato a diputado por el distrito de Puente del Arzobispo, se convirtió en su fiel acompañante en esta y en otras contiendas electorales. También acompañó el toledano a Azaña en todas las actividades clandestinas republicanas durante la dictadura de Primo de Rivera y precisamente en esta etapa si bien no llegó a ser encarcelado, como lo fueron muchos republicanos, si tuvo problemas con las autoridades al suspender, como presidente que era del tribunal de exámenes de admisión para ingenieros, a un familiar del dictador. Fue uno de los fundadores de Acción Republicana y durante un tiempo su Secretario General.
Azaña no pudo contar en las Cortes Constituyentes con Álvarez-Ugena, al no resultar elegido diputado por Toledo, si bien el entonces ministro de la Guerra vino a apoyar la candidatura en solitario de Acción Republicana, en la campaña de Junio de 1931, pero era muy difícil, al producirse una disciplina muy cerrada en los partidos que integraban en Toledo la Conjunción Republicano-Socialista, es decir el Partido Radical, el Partido Socialista y el Partido Republicano Radical-Socialista. Por esta última formación resultaron elegidos dos futuros correligionarios del ingeniero: Emilio Palomo y José Ballester. Pero el gobierno republicano no podía desaprovechar a una persona de tanta preparación técnica y política y en Noviembre de 1931 sería nombrado Gobernador Civil de Badajoz y unos meses mas tarde y hasta finales de 1932 lo sería de Zaragoza. En las dos provincias realizó, según recoge la prensa de la época, una gran actividad, con el impulso de las reformas republicanas, tanto en educación, obras públicas, como en el desarrollo de la legislación social. En particular conocía muy bien los problemas del campesinado y no dudó en aplicar, frente a la resistencia de los caciques locales, las leyes republicanas, para llevar a cabo el cumplimiento de la Ley de Contratos de Trabajo, la de Jurados mixtos o los decretos que precedieron a la Ley de Reforma Agraria. En los últimos meses del gobierno de Azaña (1933) fue Director general de Montes, Pesca y Caza. Por aquellos años fue representante español en los congresos internacionales de agricultura. Otro cargo relevante que ocupó fue el de vocal del Consejo Superior de Cultura, como presidente de la Sección de Universidades y Escuelas Especiales.
Durante el llamado bienio negro Álvarez-Ugena volvió a sus clases y también a las tareas de reconstrucción del republicanismo, en colaboración con su amigo Manuel Azaña; participó en la fundación en 1934 de Izquierda Republicana y una vez convocadas las elecciones de Febrero de 1936 fue candidato por la provincia de Toledo, resultando elegido por las minorías junto a su correligionario Emilio Palomo. Una vez constituidas las Cortes le fue encomendada la presidencia de la Comisión de Agricultura y al poco tiempo fue nombrado Director General de Agricultura por su correligionario Mariano Ruiz Funes. El trabajo desarrollado hasta el inicio de la guerra civil fue tremendo, al asumir el gobierno como prioridad la Reforma Agraria. Para ello fue preciso anular los procesos de desahucio de colonos y aparceros, salvo los que eran por falta de pago. El Decreto de Intensificación de Cultivos de 1932 fue restablecido y en un plazo muy breve fueron presentados en las Cortes nada menos que cinco proyectos de Ley relativos la recuperación e impulso de la reforma agraria. Hasta el mes de Julio y gracias al trabajo entusiasta de Álvarez-Ugena se ocuparon 573.190 hectáreas que beneficiaron a 114.343 campesinos.
Truncada la obra reformista y modernizadora con el estallido de la guerra civil, Manuel Álvarez-Ugena siguió al Gobierno y a las Cortes republicanas en sus distintas sedes, cumpliendo importantes funciones relacionadas con la alimentación y con el mantenimiento de suministros. Con la perdida de la guerra por la República marchó al exilio junto a su mujer e hijos, primero a Francia y después a México. En el país norteamericano coincidió con un buen número de toledanos, algunos de ellos viejos amigos como Luis Cano Vázquez, Luis García Galiano o Manuel Díaz Marta. Los primeros años no fueron fáciles y durante un tiempo tuvo que trabajar en una empresa dedicada a la comercialización de tomates. Con su sentido del humor decía a sus amigos que estaba trabajando en lo suyo, ya que, al fin y al cabo los tomates tenían relación con su profesión agronómica. Una vez puesto en marcha el Colegio Madrid, para la enseñanza de hijos de republicanos exilados, se dedicó en exclusiva a la enseñanza de las matemáticas hasta que, a los 81 años y con la vista casi perdida decidió jubilarse. Al día de hoy no es difícil encontrar en México a profesores de universidad o ingenieros que recibieron sus enseñanzas y que lo recuerdan con cariño.