BERGAMÍN, José

 

(En Política, Nº 17. Nov-Dic, 1995). Por José Esteban

[Madrid, 1895-Fuenterrabía (Guipúzcoa), 1983]

José Bergamín Gutiérrez es una de las figuras más apasionantes del siglo XX espanol. Protagonista de sus principales acontecimientos políticos y culturales, su drama como escritor y combatiente en pro de una determinada España, le hacen hoy símbolo de toda una generación de escritores y de españoles.

Sus primeros artículos aparecen en la revista Índice, que dirigió Juan Ramón Jiménez, en los años 1921 y 1922, y es en estas páginas donde, según sus propias palabras, surge toda esa nómina de escritores agrupados después en lo que ha dado llamarse "Generación del 27", terminología negada por Bergamín, que la llamó siempre "Generación de la República".

Su actuación literaria durante la década de los veinte, fue de innegable participación y hasta cierta primacía entre el grupo de escritores jóvenes. Su amistad con Juan Ramón es la más intensa y comienza sus contactos con Unamuno, uno de sus maestros más significativos y gran amigo durante muchos años.

Suponemos que al no ser considerado como poeta por la crítica oficialista, se le ha negado su pertenencia a aquel grupo generacional. Pero la participación de Bergamín en el inicio de su grupo, su colaboración en todas sus publicaciones, así como el no haber sido editor de sus primeros libros, le convierten en uno de sus representantes más genuinos.

Pero hay también que reconocer su visión profunda sobre los problemas de España, su dedicación a los más diversos géneros literarios, y no solamente al poético, la "altivez en el desarrollo de su vida" y su adscripción a un determinado modo de ser español, llegaron a convertirle en una incógnita para los tratadistas al uso de nuestra crítica literaria, hasta hacer de él algo que siempre anheló: un auténtico fantasma en el mundo cultural español.

Su primer libro, El cohete y la estrella, fue una colección de aforismos, en 1923. Publicado por el propio Juan Ramón Jiménez, constituyó toda una auténtica revelación: Unamuno, Pedro Salinas, Azorín, Antonio Espina y Melchor Fernández Almagro se ocuparon ampliamente del joven autor, llamándole "maestro de la nueva generación de escritores".

A éste, le seguirían en cascada otros, igualmente brillantes y agudos. Citemos Tres escenas en ángulo recto y Caracteres.

Enemigo de la dictadura del general Primo Rivera y dotado de un alto sentido de la libertad y de la justicia, participó en un mitin político en Salamanca, acompañando a Unamuno, en pro de los ideales republicanos. Y esta entrega a la causa de la justicia, que él creyó ver encarnada enla República, le llevó a ocupar, durante poco tiempo, el cargo de Director General de Seguros en el primer Ministerio de Trabajo republicano a las órdenes de Largo Caballero.

En 1933, fundó y dirigió la revista Cruz y Raya, que no tardó en revelarse como la publicación más original del período republicano. Concebida como revista abierta e independiente, se proponía actuar en todos los valores del espíritu, sin mediatización alguna que los desvirtuara "para dar a las cosas el lugar que les corresponde en la vida como en el pensamiento".

Cruz y Raya, revista de afirmación y negación, muerte con la República. Su último número, el 39, aparece en junio de 1936, días antes del levantamiento militar. Muere, pues, cumpliendo su destino como revista de cultura eminentemente republicana.

Presidente de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, Bergamín es nombrado Agregado Cultural en la Embajada española en París, donde busca apoyos morales y financieros para la amenazada República y su nombre está presente en todas las empresas culturales de la guerra civil. En las revistas El Mono Azul, Hora de España y Cuadernos de Madrid.

Preside en 1937 el segundo Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, que reunió en Valencia a más de un centenar intelectuales llegados de casi todas partes del mundo.

La derrota de la República llevó a Bergamín al exilio. Primero a México y luego a Venezuela y Uruguay. En México fundó la revista España peregrina, que recogió las aspiraciones de los escritores exiliados, y la Editorial Séneca, donde aparecieron textos tan significativos como las primeras obras completas de Antonio Machado.

El escritor volvió a España en 1958 para verse obligado a exiliarse de nuevo en 1963. Su vuelta definitiva se produjo en 1970.

Vivió en Madrid durante muchos años y compartió los avatares políticos de la llamada transición que tuvo en Bergamín uno de sus más lúcidos detractores. Republicano en las primeras elecciones democráticas, publicando su manifiesto Error monarquía. Convencido republicano, consideraba que una segunda restauración volvería a traer a los españoles tantos o los mismos males que la primera y fue radicalizando su postura ante el giro monárquico-reaccionario que iban tomando los acontecimientos. Al final de sus días se decidió a ir morir al País Vasco, cansado de ser español y de peregrinar en su propia patria.