Ni el paso de 84 años desde el inicio de la Guerra Civil española ni una Ley de Memoria Histórica en vigor han conseguido hacer realidad el sueño de familiares y antiguos moradores de la villa de Azaña de que el municipio de Numancia de la Sagra, en Toledo, recupere el nombre que le fue arrebatado por las tropas franquistas.
Un sueño que año tras año, y debido al escaso éxito cosechado por esta reclamación, se ha desvanecido entre los impulsores de la iniciativa que, sin embargo, no renuncian a recordar la historia e impregnar de simbolismo el nombre histórico de este municipio.
Fue a raíz de la toma del pueblo por parte de las tropas franquistas al mando del regimiento Numancia, el 18 de octubre de 1936, cuando la villa de Azaña recibió, al día siguiente, el nombre de Numancia de la Sagra, al considerar el comandante Velasco que dicho nombre le recordaba al presidente de la Segunda República, Manuel Azaña.
Este martes 3 de noviembre se cumple el 80 aniversario de la muerte del presidente republicano, si bien esta villa no le debía su nombre porque la realidad es que era una derivación fonética del árabe que significaba noria de agua, y de hecho aún hoy el escudo del municipio recoge el símbolo de la noria.
El deseo de quienes quieren recuperar el nombre originario de la villa con el de quienes se identifican con el nombre actual y no desean que se modifique ha chocado durante años y ha llegado a provocar enfrentamientos y una disputa permanente.
Así lo recuerda, en declaraciones a Efe, Antonio Martín, portavoz de la asociación ‘Fazania’ -nombre histórico antiguo que después derivó en Azaña-, quien ha lamentado que desde que este movimiento vecinal iniciara su particular cruzada para que Numancia volviera a llamarse Azaña, no se ha producido ningún avance.
Martín dice desconocer los motivos pero ha resaltado que “los políticos, tanto del PP como del PSOE, no han hecho nada”, al tiempo que recuerda que “el único que tuvo cierto interés” fue el expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono.
Asimismo, ha señalado que la Ley de Memoria Histórica tendría que haber sido un revulsivo en este sentido, pero después de muchos años no se ha logrado, por lo que no confía en que pueda hacerse realidad el sueño de devolver el nombre de Azaña a Numancia de la Sagra e incluso dice que las personas que más han promovido esta reivindicación ya “han tirado la toalla”.
Frustrados, no sienten que tienen otra opción que vivir el recuerdo y la simbología que evoca la que en día se llamó villa de Azaña. No en vano, desde el ámbito político hay quienes han intentado dar un impulso a este asunto y, ante la imposibilidad de que la Corporación municipal aprobase en el pleno el cambio del nombre durante varias legislaturas, han llevado a cabo otra serie de acciones para que no se olvide la historia del pueblo y su nombre originario.
Atropello e injusticia
En este sentido, el coordinador de Izquierda Unida (IU) en Numancia de la Sagra, Andrés Cenamor, ha señalado a Efe que el cambio de nombre en el año 1936 fue “un atropello y una injusticia” y ha considerado que “debe tornar a su ser” y recuperar el nombre de Azaña que se le arrebató por “una sinrazón”.
Cenamor ha defendido que IU es “el único partido que está por el cambio de nombre” y, de hecho, en el año 2012 presentó una moción en el Consistorio numantino para hacer un homenaje a “los que nacieron, vivieron y murieron en la villa de Azaña”, y con el objetivo también de llevar la historia a los colegios e informar tanto a los que vivieron en ese municipio como a los que han llegado después, ya con el nombre de Numancia.
Sin embargo, ha lamentado que ni PSOE ni PP, que han gobernado en los últimos años, han permitido sacar adelante el cambio de nombre, una competencia que, según Cenamor, es municipal tal y como le trasladaron en 2009 desde el ámbito nacional al solicitar amparo en el marco de la Ley de Memoria Histórica.
No obstante, IU ha impulsado otras actuaciones de un carácter más simbólico como la colocación de una placa en la antigua Casa Consistorial de Azaña o la entrega también de placas a las personas mayores que habitaron la villa y que siguen vivos, en torno a unos cuarenta.
Un homenaje que pretendía continuar este año con la entrega de partidas de nacimiento en las que constara el nombre de Azaña, que ha sido imposible celebrar debido a la pandemia del coronavirus. Además, hay otros rastros de la historia en el municipio como demuestra que el polígono industrial de Numancia de la Sagra lleva el nombre ‘Villa de Azaña’.
Cenamor, que dice sentirse “azañero y no numantino” a pesar de haber nacido en el municipio con la denominación de Numancia de la Sagra, cree que recuperar el nombre de Azaña es “de justicia y sentido común” porque el cambio fue “ilegal e ilegítimo”, si bien reconoce que es un camino complicado porque IU jamás ha contado con la mayoría suficiente para llevarlo a cabo.
Artículo original Edcm/Efe en https://www.eldigitalcastillalamancha.es/